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LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA

LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA Música clásica: Mágicos sonidos que estimulan las neuronas de tu bebé


La música ha existido desde tiempos inmemoriales y forma parte de la dinámica humana. El mismo corazón humano está particularmente sintonizado con la música, pues las pulsaciones responden a todas las variables musicales, como frecuencia, tiempo y volumen. De esta manera un ritmo rápido hace rápido el palpitar y uno lento hace lento el palpitar, creando éstos últimos menos tensión y estrés, calmando la mente y ayudando al cuerpo a "ayudarse a si mismo".


Pero la bondad de los acordes no sólo afecta a los adultos capaces de distinguirla, sino también a niños y bebés. Durante el primer año de vida, los sonidos y la música juegan un rol sumamente importante en la evolución intelectual y emocional de los pequeños. Esto queda en evidencia en un estudio realizado en 1993 por investigadores de la Universidad de California, donde los tajantes resultados afirmaron una directa relación entre la música clásica y las funciones cerebrales e intelectuales del bebé.

El llamado Efecto Mozart había sido abordado hace algunas décadas por el otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, quien lo comprobó clínica y estadísticamente, sanando a mas de 100.000 pacientes con la música de este compositor. Además realizó experiencias sorprendentes en un monasterio en Bretania con vacas que escuchando sinfonías de Mozart aumentaron notablemente su producción de leche. En Munich, en tanto, realizó experimentos con niños desahuciados llegando a normalizar signos vitales con música de Mozart, sonidos fetales y la voz materna.

Mozart es el más joven de los compositores y esta característica de juventud le da, según Tomatis, una calidad especifica a su expresión musical. Tiene el ritmo de un corazón que late como el de un niño.

Neuronas en movimiento


El estado consciente ordinario que vivimos está dominado por las llamadas Ondas Beta, vibraciones de 14-20 hertz que aparecen cuando hacemos actividades en el mundo externo y también cuando experimentamos fuertes emociones negativas. El siguiente estado consciente y de calma está dominado por las Ondas Alfa, de ciclos de 8-13 hertz. El próximo es donde encontramos períodos de alta creatividad, profunda concentración, sueño: es el dominado por las Ondas Delta, de 0.5-3 hertz. De esta manera, cualquier música que tenga alrededor de 60 pulsos por minuto, podrá alterar el estado de ondas cerebrales, la conciencia, bienestar y la percepción espacial, como lo hacen ciertas piezas barrocas o de música clásica.

La música es una necesidad para todas las personas y favorece la cristalización de diferentes estructuras funcionales del sistema nervioso. Además, facilita la producción de energía ligada al estimulo del cerebro, indispensable para pensar y abre el camino a la voz cantada y a la expresión corporal. Oír o tocar música en la casa, la oficina o en el lugar de estudio, puede ayudar a crear un balance entre el lado izquierdo "lógico" y el derecho, intuitivo, e interactuar creando estados básicos de creatividad entre ambos.

En el caso de los bebés, es sabido que ellos desarrollan una verdadera carrera neuronal tras el nacimiento. Las conexiones entre neuronas aumentan de 50 trillones a más de 1.000 trillones al enfrentarse a una avalancha de cosas en espera de ser descubiertas, lo que se potencia en gran medida con la exposición a la música clásica. Según el estudio realizado en la Universidad de California, estos sonidos potencian la musicalidad y el pensamiento lógico de los infantes que formará la base de su inteligencia.

Según las investigaciones de Tomatis, en tanto, la música de Mozart mejora la habilidad del cerebro para recibir el mundo físico, la formación de imágenes mentales y el reconocimiento de los objetos. En su libro describe que Mozart tuvo una vida prenatal excepcional, pues su madre vivió un embarazo feliz, impregnado de música y del amor de su marido (talentoso compositor). Wolfang gozó de un entorno familiar y musical formidable, que le permitió codificar su sistema nervioso sobre ritmos fisiológicos verdaderos, universales, cósmicos, dice Tomatis. Esto le permitió ajustar su instrumento corporal a las modulaciones sentidas durante este período y su ritmo seguirá siendo el mismo aun cuando comience a hablar, a crear, a componer desde los cinco años hasta su muerte.

Basándose en sus investigaciones, Tomatis diseñó un método de enseñanza que se aplica en más de 250 centros en el mundo. Éste se basa en el descubrimiento de que la música está íntimamente ligada con el dominio de cinco áreas: lenguaje, coordinación, memoria, cooperación, disciplina y educación. Tanto así, que dentro de los resultados el estudio descubrió que en test de inteligencia realizados a estudiantes, estos aumentaban entre 8 a 9 puntos inmediatamente después de escuchar la Sonata para Dos Pianos.

En nuestro país, el Centro Tomatis lleva un año aplicando terapias que reeducan la manera en que escuchamos, mejoran el aprendizaje, habilidades de lenguaje, comunicación, creatividad y comportamiento social, y en las que por supuesto se incluye el efecto Mozart. Por lo general se trabaja con niños desde los 3 años con problemas de autismo, dislexia y disfasia en una terapia de 60 horas que los niños deben escuchar durante tres meses. El plan contempla dos horas de Mozart, canto gregoriano y eventualmente la voz de la madre.

Con el paso de los días, en el niño se observa un mayor apego a la madre y después de escuchar música de Mozart se siente con más energía, aumento de concentración, atención, memorización, comunicación, organización en sus tareas y mayor tolerancia a la frustración.

La música clásica se puede aplicar en el niño con o sin la ayuda de un oído electrónico (método Tomatis). Sólo basta con echar a corre los acordes en cualquier habitación de la casa para que las neuronas del bebé se muevan con energía y los adultos se liberen un poco del estrés habitual.

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